Wednesday, June 11, 2008
Matad
Matad
Sentado a la mesa solo observando su taza de café, sus ojos perdidos en un punto mas allá de la pared donde se colgaban las cacerolas. Así iniciaría el gran día para Tomas. Como si su cuerpo entendiera por si mismo la importancia del evento, sus sentidos esa mañana parecían mas atentos, el olor del café se le hacia más intenso que de costumbre, el ronroneo del gato de Marina en el pasillo semejaba al de un motor corriendo a su máxima potencia, del pan en sus manos podía sentir cada oquedad de su consistencia porosa, cada toque de suave masa, la diferencia de calor entre el centro y el exterior.
Había pasado ya tres meses desde que había iniciado su entrenamiento con Don Percibal, había aprendido a manejar con destreza los cuchillos sin cortarse, sus brazos habían obtenido ya la suficiente fuerza para cortar un hueso, podía calcular el peso de las cosas casi con la misma exactitud de la bascula. Pero hasta ese día siempre se había mantenido en el mostrador.
Fue solo un par de días atrás que Don Percibal le dijo - Tomas, creo que ya estas listo para ayudar en el matadero, tendrías que llegar mas temprano, pero igual te pagaría mas por esas horas, que me dices muchacho quieres intentarlo y aprender?.
Realmente me caería bien un poco mas de dinero, y llegar mas temprano a la carnicería no seria problema - y con esas palabras acordaron cuando Tomas iniciaría su nuevo entrenamiento.
Tras intentar desayunar, Tomas salio de la casa cuando al sol aun le faltaba mucho para aparecer, ante la inactividad del barrio sus pasos sonaban como los de todo un pelotón. Al doblar la esquina noto por las luces que en la carnicería ya había actividad, solo unos pasos más y tendría que afrontar las nuevas tareas en el matadero. Al entrar al anexo donde se encontraba el matadero pudo ver la carga que había llegado, un par de corderos una blanco y otro negro.
Don Percibal le saludo mientras afilaba varios cuchillos, estaba ahí también Antonio que limpiaba las mesas de trabajo. Tomas se preparo colocándose su mandil mientras Antonio le decía que llevara sacara a uno de los corderos y lo atara al poste en el centro. Al acercarse a los corderos podía sentir aun en ellos un ligero olor a pasto, no tenia mucho entonces que los habían traído. Tomo el mecate de uno de ellos y trato e guiarlo pero este se negaba a caminar, intento con el otro e igual. Pero Tomas no quería jalarles muy fuerte así que decidió llevar al ultimo en sus brazos, mientras caminaba hacia el poste podía sentir el calor que emanaba el animalito así como los latidos sin ritmo de su corazón, por un momento llego a pensar - Si no nos apuramos, capaz que le explota el corazón de lo rápido que le late.
Una ligera risa lo saco de ese pensamiento, y se apuro a amarrar al animal, mientras Don Percibal le decía, "Tomas, no necesitas cargarlos, que caminen a su muerte, y amárralo bien fuerte, yo te enseñare con este como se matan, y luego tu lo intentaras con el otro". Tomas observo como el cordero empezaba a ponerse intranquilo, pero Don Percibal al agacharse junto a el logro calmarlo mientras palmeaba al animal en la cabeza. Podría incluso uno pensar que se trataba de un feliz dueño apapachando a su mascota preferida. Pero en un brusco movimiento Don Percibal tomo la cabeza del animalito, jalándola hacia atrás mientras con la otra mano tomaba el lazo, y la amarraba en esa posición contra el poste. El pobre animalito sorprendido solo atinaba a balar con desesperación. No bien Don Percibal hizo un ligero nudo sobre la cabeza del animal, tomo uno de los cuchillos y mientras le decía a Tomas -observa bien donde hago el corte, y que debe ser rápido- movía la hoja con decisión y velocidad sobre la garganta del cordero, del cual salio un ultimo sonido que aparentaba mas un grito, pero que quedo incompleto, al momento en que la sangre empezaba a manchar su pelaje.
Don Percibal ya con calma, le mostró a Tomas nuevamente como debía ser el movimiento del cuchillo, con que fuerza debía penetrar, cual era el punto exacto para cortar sobre la arteria, mientras en el cazo bajo el cordero la sangre se iba acumulando. Sus patas ya iban dejando de estar rígidas y serian incapaces de sostenerle en pie si no fuera por que se encontraba amarrado.
Una vez que parecía el animal estaba muerto, Antonio lo desamarro del poste, llevándoselo para colgarlo en uno de los ganchos a la izquierda y dejar que lo que quedara de sangre se escurriera, al mismo tiempo Don Percibal le entregaba a Tomas el cuchillo y se dirigía hacia el otro cordero, Tomas veía la sangre que aun había en la hoja, mientras Don Percibal jalaba al animalito hacia el poste, este mucho mas nervioso que el anterior. Una vez estuvo amarrado, Don Percibal vio a Tomas con una gran sonrisa seguida una voz que decía, "Y bien Tomas, estas listo para matar a tu primer cordero???"
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1 comment:
Bien podría ser el capítulo previo de "Silece of Lambs", en la escena que marcó a Clarisse en la granja de sus tíos... ¿o no?
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